«La formación docente de pedagogos domiciliarios y hospitalarios: Una pasión humanista»

Presentación en el congreso internacional de pedagogía hospitalaria y domiciliaria – Santiago de Chile – Octubre 2010. http://www.fundaciongarrahan.org.ar/

Autores: Lic. Marta Gallardo – Lic. Graciela Tayara

Fundación Hospital de Pediatría Juan P. Garrahan – Universidad de San Pablo T.

Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Argentina.

Resumen:

Formarse es un trabajo sobre sí mismo, a través de medios que se ofrecen o que uno procura conseguir. Formar, según D’ Iorio, Gabriel, «es una aventura ética y política: una pasión humanista que nos dispone a elaborar un orden sensible, para las palabras, los cuerpos, las cosas» («En Formación o la reinvención de la responsabilidad pedagógica», Cap. II). Apostando desde el rol como formadores del campo disciplinar de la Pedagogía Hospitalaria y Domiciliaria, partimos desde las prácticas docentes. Sostenemos que la Pedagogía Hospitalaria y Domiciliaria es una práctica que se teoriza y al mismo tiempo va construyendo el campo disciplinar.

Abstract:

Form is a work on itself, through means offered or that one seeks to achieve. Form, according to D’Iorio, Gabriel, «is an ethical and political adventure: a humanist passion that disposes us to develop a sensible order for words, bodies, things» («In training or reinvention of responsibility teaching» Ch. II ) . Affirming from the role as trainers disciplinary field of hospital and home Pedagogy, we start from teaching practices. We hold Hospital Pedagogy and Domiciliary is a practice that theorizes and at the same time builds the disciplinary field.

Las experiencias pedagógicas con niños y adolescentes enfermos en hospitales o convalecientes en sus domicilios, no es reciente en nuestro país, Argentina. Comenzó la experiencia alrededor del año 1930- 40, cuando el pensamiento humanista de algunos pediatras, como el Dr. Ricardo Gutiérrez y otros, en la atención médica de sus pacientes, incluyeron una visión más allá de la patología específica, brindando cuidado también a los aspectos sanos. La primera en crearse, es la Escuela Hospitalaria Nº 1 en el Hospital de Niños “San Luis Gonzaga”[1], en la Ciudad de Buenos Aires, oficializándose la educación hospitalaria del niño enfermo, replicando la experiencia europea, especialmente la de Francia, dependiendo del Ministerio de Educación de la Nación, de la Dirección de Escuelas Modales.

Después de la creación oficial de la Escuela Hospitalaria Nº 1 en el Hospital de Niños “San Luis Gonzaga”, paulatinamente se va gestando la creación de Escuelas o Servicios Educativos para los niños enfermos hospitalizados y ambulatorios en las diferentes provincias del país, como Córdoba, Mendoza, Tucumán, Santiago del Estero, Chubut y otras.

En el año 1946 se crea la Escuela Ambulante (Domiciliaria) que realiza la educación domiciliaria del niño convaleciente.

En 1978, se desactivan las Escuelas de Hospitales por Resolución 177/78, del Gobierno Militar (Gobierno de Facto). Permanece funcionando la Escuela Hospitalaria N° 1 del Hospital de Niños, de la Ciudad de Buenos Aires. Con la restitución de la democracia, se crean, nuevas escuelas hospitalarias en la Ciudad de Buenos Aires (entre ellas la Escuela Hospitalaria Nº2, en el Hospital de Pediatría Juan P. Garrahan) y se reactivan otras como la del Hospital Elizalde (2003) y ocurre lo mismo, en las diferentes provincias del país.

Desde la restauración democrática, el funcionamiento de la Escuela Hospitalaria Nº2, en el Hospital de Pediatría Juan Garrahan (inaugurado en 1983), organizan Jornadas Multidisciplinarias, es en la Jornadas de 1997, donde se convocan además de todos los profesionales que se desempeñan en la atención integral del paciente, atentos a los factores no solo de riesgo, sino factores protectores, a los docentes hospitalarios.

Queda allí establecido, como conclusión y necesidad general, la de “capacitarse”, compartir las experiencias y reflexionar juntos sobre las características propias de la tarea educativa en este contexto tan específico.

La primera capacitación realizada, fue un curso semi- presencial, organizado por la Fundación del Hospital Garrahan, en la que participaron 90 docentes. Al año siguiente, se presenta la propuesta de capacitación a los docentes de la modalidad de la Ciudad de Buenos Aires, a la Escuela de Capacitación Docente (actualmente Escuela de Maestros). Dicha capacitación constituye en la actualidad un curso obligatorio, para los docentes que aspiran a desempeñarse en las Escuelas Hospitalarias y Domiciliarias de la Ciudad de Buenos Aires. Paralelamente, otras Fundaciones como Chicos.Net, Fundación Arcor, Fundación Telefónica, propiciaron capacitaciones virtuales, utilizando las nuevas tecnologías, con el uso de plataformas virtuales, no solo para Argentina, sino para los países Latinoamericanos que comenzaban a implementar experiencias en relación a la atención educativa de niños enfermos hospitalizados (años, 2000 al 2004).

A partir del reconocimiento como una de las  Modalidades del Sistema Educativo de la República Argentina, por la Ley Nacional de Educación Nº 26206/2006, la capacitación es una condición que contempla la Ley y que generó en cada uno de los Ministerios Educativos de cada provincia, la necesidad de su organización y capacitación. A partir de convenios con las diferentes Provincias, a través de sus Ministerios de Educación, se brindó capacitación a la población docente.

Investigaciones  realizadas en estos últimos años e informes nacionales e internacionales han demostrado el impacto real que tiene la intervención del pedagogo sobre la calidad de los aprendizajes de los alumnos; esto nos plantea la importancia de la formación docente. El concepto de formación alude “al desarrollo personal que tiene que ver con encontrar formas, representar actitudes, gestos, contenidos, que nos prepara para el desempeño de una profesión (Ferri, 1997)”. Sostenemos que la Pedagogía Hospitalaria y Domiciliaria, tiene que ser al mismo tiempo, el terreno y el centro de la teoría y la práctica, es una práctica que se teoriza y al mismo tiempo va construyendo el campo disciplinar.

Formarse es un trabajo sobre sí mismo, algo deseado o intencionalmente propuesto, a través de medios que se ofrecen o que uno procura conseguir. En el proceso de formación se obtienen aprendizajes, se desarrollan capacidades y se establecen relaciones vinculares. Esta posición considera al sujeto de la formación docente, en forma integral (con sus afectos, mundo interno, sus emociones, su experiencia, su ideología). Tomando las palabras de Hanna Arendt, la acción y el discurso se desarrollan entre los hombres en un espacio relacional, en donde interactúan y se comunican unos con otros. El gesto viviente y la palabra hablada son las más grandes realizaciones de la que es capaz el ser humano. Reconoce el actuar del ser humano en un sentido originario: por su autonomía, donde el actuar originario da inicio a algo nuevo e imprevisto. “Actuar, en el sentido general del término, significa tomar la iniciativa, poner algo en movimiento (…) y porque somos initiun, principiantes e iniciadores gracias al nacimiento, los hombres podemos tomar la iniciativa, estamos preparados para la acción” (Hanna Arendt)[i]

La enseñanza y el aprendizaje son soportes de la formación. El trabajo de formación en sí mismo se realiza planteando tres condiciones:

  1. El lugar
  2. El tiempo
  3. La relación con la realidad.

El lugar,  se relaciona con el hacer docente, significa volver al hecho. En cuanto al tiempo,  tiene que ver sobre el momento en que se hace dicha reflexión; esto implica un trabajo sobre sí mismo, dando lugar a la objetivación de la realidad,  que es tomar distancia de la realidad, es decir, trabajar sobre las representaciones: trabajar sobre la clase, analizar, problematizar, cuestionar. Es en este punto que la reflexión surge como nodo central en el análisis de las prácticas educativas, teniendo como base la experiencia personal y profesional en un recorrido que transita entre teoría y práctica, tomando en cuenta el conjunto de procesos cognitivos y afectivos enmarcándolos en un contexto socio-institucional y político determinado.

El concepto de reflexión implica la inmersión consciente del hombre en el mundo de su experiencia, el profesional rehace una parte de su mundo práctico y reacciona reestructurando alguna de sus estrategias de acción. Es así que el campo de cada disciplina provee esquemas categoriales dándole significación en el contexto que se da el fenómeno educativo.

Apostando desde el rol como formadores en este campo disciplinar de la pedagogía hospitalaria y domiciliaria, partimos desde las presentaciones o prácticas docentes. Schon la denomina acción, quiere decir: saber hacer, y sostiene que el conocimiento está en la acción, reconociendo que el mismo está implícito en las prácticas (reflexión en y durante la acción).

La reflexión es un permanente diálogo o conversación que implica una construcción sobre la teoría, la búsqueda de adecuadas especificaciones de la situación, la definición interactiva de medios y fines y la reevaluación de procedimientos (Yinger, 1986).

Sostenemos que la pedagogía hospitalaria y domiciliaria tiene que ser al mismo tiempo el terreno y el centro de la teoría y la práctica, es una práctica que se teoriza y que al mismo tiempo va construyendo el campo disciplinar. Sin duda práctica pedagógica con las invariantes pedagógicas organizacionales: lugar, tiempo, sujeto de educación que le dan una singularidad y que son determinantes en el escenario escolar donde se encuadra el fenómeno educativo, propuestas curriculares, articulación con la escuela de origen y su inclusión en el sistema educativo. El abordaje del niño enfermo hospitalizado y ambulatorio en el domicilio se vincula semánticamente con las acciones de encontrarse (con el alumno paciente y con la actividad). Emprender y embarcarse en propiciar el camino hacia el conocimiento, al saber; acercarse a los objetos propuestos, proponer un trabajo consciente y reflexivo y plantear alternativas posibilitadoras.

La Diplomatura en pedagogía Hospitalaria y Domiciliaria, surge en el año 2009, y tiene como objetivo fundamental posibilitar la sistematización de las prácticas educativas en el medio hospitalario, promoviendo un recorrido permanente entre la teoría y la praxis docente. Porque educar es, entre otras cosas, desarrollar la inteligencia, dirigir y encaminar la inclinación del niño y también afinar y perfeccionar los sentidos, es dar respuesta a necesidades comunes de los niños- pacientes, contribuir a su acompañamiento y al de los padres a lo largo de la internación desde propuestas pedagógicas y también contribuir a alejar la sensación de separación y exclusión que determina la internación.

El programa se encuentra estructurado en dos grandes ejes: conocimientos de índole práctica, y conocimientos teóricos, que permiten construir un puente de significados, que nos permitan seleccionar, organizar el conocimiento y transformarlo re -significando los instrumentos del trabajo pedagógico: currículos, métodos y programas de enseñanza y el rol docente.

El primer eje al que llamaremos práctico o procedimental, tiene como objetivo general que los alumnos puedan conocer las características históricas y de evolución de las prácticas en el propio contexto hospitalario y de experiencias o realidades de Escuelas que funcionan en relación a ámbitos de salud.

El segundo eje, que llamaremos teórico o reflexivo, propone un trabajo de lectura y análisis de diversos textos. Diferentes teorías que provienen de la filosofía, la pedagogía, la sociología, del campo de la investigación en salud, nos ayudan a comprender el complejo proceso por el que atraviesa el niño hospitalizado y la necesidad de asistirlo no solo en sus factores de riesgo sino en sus aspectos sanos o factores de cuidado. Es frágil el límite entre ser sujeto u objeto en un ámbito tan fuertemente determinante de los lugares que cada sujeto ocupa, impacta en el ámbito y en las disciplinas que allí se ejercen, por tanto, al incluir desde la actividad pedagógica nuevas acciones, una nueva mirada sobre el niño paciente y alumno, somos partícipes de una innovación pedagógica, por ello consideramos fundamental el análisis y la reflexión de dichos cambios.

Por otro lado el avance tecnológico y farmacológico ha permitido que niños que antes eran enfermos agudos, con desenlaces fatales, sean hoy enfermos crónicos, que puedan re- insertarse en forma plena a la vida común, y donde un alto grado de desinformación obtura su re- ingreso a las escuelas del sistema.

A lo largo del curso posibilitaremos el intercambio constante de estrategias de resolución, puntos de vista, opiniones y posturas, en suma, seguir encontrando criterios, estrategias pedagógicas para el abordaje del niño enfermo.

Objetivo de la Diplomatura:

Brindar a los profesionales participantes conocimientos que los habiliten y posibiliten un desempeño eficiente para generar  propuestas educativas ajustadas a las necesidades específicas de cada paciente – alumno teniendo en cuenta el contexto hospitalario, social, cultural de la región en la que está inserto.

Adquiera una sólida formación en el campo disciplinar de la pedagogía Hospitalaria y Domiciliaria, de tal modo que sea capaz de desempeñarse con idoneidad en el área correspondiente.

Conozca las principales características del modelo de salud y educación para propiciar una articulación adecuada entre ambas.

Desarrolle redes de participación que faciliten la acción familia- escuela hospital y sistema educativo.

Desarrolle propuestas creativas acordes a las necesidades educativas del paciente- alumno en el tramo de la hospitalización como en el domicilio.

La formación docente desde la Diplomatura en Pedagogìa Hospitalaria y Domiciliaria, desde su inicio en 2010, hasta fines del 2015 ha contado con 400 alumnos, provenientes de nuestro país y de países latinoamericanos. A la fecha se encuentran 45 alumnos diplomados y otros tantos en elaboración de la Tesina.

Bibliografía:

  •  Anijovich, R. “Transitando la formación docente”. Editorial Paidos. Bs As 2015
  • Arendt, Hanna “La condición humana” Paidos. Bs As, 2009
  •  Bàrcena, Fernando “Hanna Arendt, una filosofía de la natalidad” Barcelona Herder, España, 2006
  •  Birgin, Alejandra. “Mas alla de la capacitación” Editorial Paidòs. Bs As, 2012

El Hospital de Niños se inauguró el 30 de Abril de 1875. Se nombra al primer director por tres meses, Dr. Rafael Herrera Vegas en forma transitoria hasta el regreso del Dr. Ricardo Gutiérrez que se encontraba en Europa. Los Dres. Ignacio Pirovano y Adalberto Ramaugé son los primeros médicos y el primer practicante es José María Ramos Mejía, posteriormente ilustre médico argentino.  En el año 1946 el diputado Antonio Solari, en ocasión de conmemorarse el centenario del nacimiento de nuestro primer  pediatra, presenta un proyecto para poner el nombre de ¨Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez¨, que cristalizó en la Ley Nº 14.649.

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